Todo el mundo tenía alguien con quien desahogarse. Alguien con quien ahogar las penas. No necesariamente en alcohol. Él era ese alguien. Para todos ellos. Siempre. Y se estaba ahogando.
Sabes que no puedes seguir así. Necesitas alejarte. De todo. De todos. Y lo haces. Te refugias en tu soledad. Sólo así pudes sobrevivir, y lo sabes.
Pero ya será tarde. Me habré acostumbrado a la compañía. Ya no sabré estar solo. Ya no podré estar sólo. Necesitaré de los demás. Necesitaré de vosotros. Necesitaré a alguien.
Me necesito a mí. Y no sé dónde estoy.
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