domingo, 21 de mayo de 2017

Abuela


Hay una cosa que siempre le deberé a mi abuela materna. Seguramente le deba muchas más, pero esta es la más importante. Al menos eso creo ahora, tal y como se ha desarrollado mi vida posteriormente.

Yo tendría unos catorce años, era  mi primer año en Almería; primero de BUP. Tenía quinientas pesetas y me "arreglé" para ir al cine. No recuerdo la película. Quería verla, pero nadie quería venir conmigo. Total, que yo, un niño de pueblo que no había salido de Tabernas prácticamente, me armé de valor y salí a la calle. Pero no llegué a salir. Conforme abría la puerta, hice una pausa, la cerré y me volví. Me sentí en mi cama y mi abuela pasó. 

- ¿No ibas al cine? 
- Ya, pero... No sé...
- No seas tonto, ve y disfruta. Cuando te gastes esas quinientas pesetas ya pensarás cómo conseguir otras. No hagas como tu abuelo, toda la vida ahorrando para disfrutar en la vejez y ahora él enterrado y el dinero en el banco. 

O algo así. Creo que ahí empezó a forjarse maldito fiestero. Una semilla que floreció más tarde gracias a algunos de vosotros. Ya sabéis quiénes sois, gracias por regarme.

Hay que ver lo que hace la perspectiva. A posteriori somos unos putos amos.

 (Jerez de la Frontera, 19/05/17)

miércoles, 17 de mayo de 2017

Alguien


Todo el mundo tenía alguien con quien desahogarse. Alguien con quien ahogar las penas. No necesariamente en alcohol. Él era ese alguien. Para todos ellos. Siempre. Y se estaba ahogando.

Sabes que no puedes seguir así. Necesitas alejarte. De todo. De todos. Y lo haces. Te refugias en tu soledad. Sólo así pudes sobrevivir, y lo sabes.

Pero ya será tarde. Me habré acostumbrado a la compañía. Ya no sabré estar solo. Ya no podré estar sólo. Necesitaré de los demás. Necesitaré de vosotros. Necesitaré a alguien.

Me necesito a mí. Y no sé dónde estoy.