Hay gente que sólo sabe vivir fuera. Yo soy de los que viven dentro. Quizá demasiado dentro. A veces vivo tan adentro que parece que no estoy aquí.
El otro día estaba en un supermercado mirando un estante. Estaba comparando varios productos y empecé a imaginarme en casa usándolos. No sé cuánto tiempo me quedé embobado mirando fijamente un punto del estante. El caso es que desperté, volví de mi ensimismamiento, y note que una mujer me observaba como a un bicho raro.
Le sonreí y seguí con mi compra.