jueves, 6 de enero de 2011

Vergüenza

El muchacho está en medio de la habitación. Apenas tendrá 5 o 6 años, y todo el mundo forma un círculo alrededor de él. Están en casa de los abuelos paternos del muchacho, en el pueblo de la familia. No para de hacer "jerigonzas", como diría su abuelo materno; salta, hace ruidos y muecas...en definitiva, hace el payaso. Todo el mundo le ríe las gracias y él es feliz; se siente importante, es el centro de atención de la reunión. Al menos, él lo cree así, y así lo recuerda; como un momento de felicidad absoluta. Para un chico de su edad no se necesita mucho para llegar a este punto.

Sin embargo, hay alguien que no comparte esta opinión. No lo demuestra en ese momento, pero más adelante se lo hará saber. Ya lo creo que se lo hará saber; de la forma más cruel para una mente tan moldeable como la suya. Ya en el coche, de vuelta a casa, le hace ver que lo que ha hecho no ha estado bien; de hecho, ha estado muy mal, pues los ha avergonzado. Y no debe volver a hacerlo nunca más. En un débil intento por defenderse, reclama que la gente se reía y lo pasaba bien. Pobre iluso. La gente se reía, sí; pero de él. Por que lo que hacía eran tonterías y se burlaban en sus propias narices.


Desde ese momento recordará aquellas risas "malévolas" de su familia mofándose de él y señalándolo toda su vida. La imagen que tenía en mente se transformará cobrando un tono sombrío. Este hecho, pueril en apariencia, tendrá un tremendo impacto en su vida. El muchacho se encerrará en sí mismo, tornándose inseguro y tímido; se volverá desconfiado. Y lo que es peor aún, tardará veinte años en salir de ese "agujero" donde lo han encerrado. Si es que lo logra, pues es posible que nunca llegue a escapar del todo.

Todo esto no es tan simple; de hecho, es mucho más complicado. De ser un chico jovial, alegre y abierto pasará a ser todo lo contrario. Esta transformación no ocurrirá de la noche a la mañana, sino que tendrá lugar durante un proceso de cambio gradual, lento pero constante.

Pero el origen de todo estuvo en aquel momento de aquel día. Y tanto en el origen como en el proceso posterior, el catalizador que hizo que se obrara el cambio fue su padre.

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