jueves, 6 de enero de 2011

Culpa

Luego llegaron las burlas, las humillaciones, las comparaciones, que fueron minando su confianza hasta hacer de él un completo inútil, incapaz de hacer algo por sí mismo.

No todo fue un valle de lágrimas, claro que no. Por supuesto que hubo momentos de felicidad; pero se fueron reduciendo hasta prácticamente desaparecer.Y digo prácticamente, porque nunca llegaron a desaparecer del todo; simplemente tuvo que salir a buscarlos fuera. Y los encontró en sus amigos. A ellos debe la vida, su segunda vida.

Durante un tiempo logró cierta independencia y cortó radicalmente con su familia, llegando a producirse situaciones extremas. Aunque nunca llegó a desconectar del todo, sí que hubo períodos de tiempo donde el contacto desapareció casi por completo. Aun así, siempre volvía con una segunda oportunidad; y siempre acababa decepcionado, recibiendo un palo más que se sumaba al anterior.

Cualquier otra persona hubiese acabado odiándolo, pero él no; en el fondo, lo que sentía por su padre era lástima, pena... se compadecía de él. Poco a poco había conseguido quedarse sólo en su familia. Y llegaría el día en que se quedaria sólo literalmente. Eso no podría soportarlo, no sería capaz de superarlo, a persar de sus bravuconadas.

Todo eso lo sabía el muchacho, y por eso siempre volvía; con la esperanza de que él cambiase. Aunque en el fondo sabía que la gente no cambia nunca, quería creer en que el cambio es posible. Y también por eso, cada vez que había una ruptura, se sentía culpable. Pensaba que quizá no se esforzaba lo suficiente, que no hacía todo lo posible. Quizá pudiese dar más de si mismo.
Aunque también era consciente de que ya lo había dado todo por nada... toda la vida.

1 comentario:

  1. Los padres (y madres)... cuánto daño hacen con comentarios y actitudes cuando somos niños. Te entiendo.

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